jueves, 20 de enero de 2011

Día 11 - Tilcara - Purmamarca.

Teníamos ya contratada desde Buenos Aires una Caravana en llama la mañana del día 11 de nuestro viaje en Tilcara (razón principal por la que habíamos decidido hacer base allí) y como Dai, por suerte, se sentía bien arrancamos bien temprano (8am) hacia el corral de las llamas.

Santos Manfredi, el dueño, nos recibió y nos presentó a las llamitas (son divinas) y nos pidió que lo ayudáramos a cambiarlas de corral para poder separar las que nos acompañarían en la caravana. Se sumaron a la misma una pareja, muy copada, de franceses.

Santos le puso correa a Morgan (la llama de Mamá), Aparente (Dai), Churito (Miguel), Cara (Adeline) y Kolla (para mí).




Partimos rumbo a la montaña y subimos sin parar por un término de 2 hs. Pero subimos posta, nada de caminito fácil, bien empinado, al rayo de sol y con rocas sueltas...

(Tu, menos mal que volvimos al gimnasio jaja algo tiene que haber ayudado el "entrenamiento" para que no muera en el intento).

Paramos recién al llegar a la garganta del diablo, un claro lleno de cactus y cardones donde paramos a desayunar. A Dai, lamentablemente, la muela la tenía a mal traer y no había coca que la ayudara. Para colmo estábamos a mucha altura y en el medio de la nada al rayo de sol.


Santos armó una mesa muy completa, con quesos, fiambres, frutas y hasta copas de jugo exprimido. Sumando mate con un yerba tipo CBC pero del lugar.


Dai mejoró, por un ratito, lamentablemente duró poco el alivio.

Las llamas son un show!! una mezcla de perritos cariñosos y juguetones con caballo, camello y guanaco (la de mamá escupía y la de Dai tabién). Nunca nos habíamos enterado que no las íbamos a montar (menos mal, nos daba pena) sólo nos acompañaban durante todo el viaje y cargaban las mochilas... lo que significaba que además de subir todo eso había que bajarlo a pata. Bajar es más fácil, pensé...

Comenzamos el descenso, nada fácil por el camino empinado y el terreno resbaladizo y de piedritas sueltas. Dai estaba a la miseria, seguramente la altura y el sol habían empeorado el panorama.

La vista es increible, nuestros compañeros de viaje unos copados y las llamas el ingrediente único de la mañana. El sol había empezado a pegar fulero. Nos quedaban dos horas más de camino. No sé como hizo Dai para poder bajar entera, yo hubiera abandonado a mitad de camino, mandenme un helicopppterooo! o dejenme perecer en paz ahí! jaja Una santa, huevos de oro!

Santos es otro ongrediente especial del paseo, una persona muy culta que hace muy ameno el trayecto y te va contando todo lo que ha aprendido luego de tantos años de vivir y trabajar alli. Es una excursión más que recomendable, es genial.

Mamá se enamoró de su revoltosa llama (Morgan) era como una versión llamina de Felipe jaja... al principio era mala onda, pero después hasta le daba besitos (cuando no escupía a la llama de Dai). Hasta la dejó abrazarla y todo.

La de dai era re graciosa, tenía dos dientes de abajo salidos para afuera jaja (es mezcla con guanaco parece) y le iba resoplando en la nuca a dai durante todo el camino y escupiendo a los costados. Se dejaba abrazar por Santos y le ponía la cabeza en el hombro para que le haga mimos.

La mía era un crack! Kolla me dejaba abrazarla, tocarla, se portaba bien, caminaba, me esperaba, una grosa! bah un groso, era un llamo. Solo complicó la vuelta donde dos veces se cansó y se sentó jaja y moverlo llevó su trabajo.

Son divinas, tienen unos ojos enormes y a diferencia de la mayoría de los animales te miran a los ojos cuando les hablás. Además están re pendientes de lo que uno hace. si te parás y mirás para otro lado te imitan. Son muy dulces y amigables compañeras de viaje.

Finalmente estuvimos de regreso en Tilcara al mediodía, juntamos las cosas del hostel y salimos rajando en remis ($40) hacia Purmamarca.

El viaje hacia Purmamarca es re lindo, pero fue complicado, Dai estába muy mal. Tiramos todo en el bello y nuevo hotel y fuimos a la salita de enfrente, no hay hospital. La doctora la revisó, confirmó lo dicho por el médico de tilcara y la inyectó una vez más. Dai lloraba de dolor, pobre! Ya era la 3ra inyección y le dijo que no podían darle más. Le cambió el analgésico. Al toque estaba mejor, pero le duraba muy poco el efecto.

Salimos a recorrer el pueblo. Purmamarca es HERMOSO. Me puse compulsiva mal con los artesanos de la plaza (MAL! jaja).



No habían pasado 2hs y dai ya estaba a la muerte del dolor de nuevo. Decidimos suspender Humahuaca y Salinas y quedarnos en Purmamarca haciendo lo menos posible (salvo comprar y comprar y recorrer el bello pueblo). Dai volvió a la salita, le dijeron que tenía que aguantar porque no podían darle nada más, ya era muy fuerte la nueva medicación. Pobre, fue un calvario. A la noche por suerte algo le aflojó y como tenía que intentar comer por todas las drogs que le estaban dando fuimos a Tierra del Sol. Unr estaurante muy bonito, muy rico, re casero, re barato! y con show incluido.

Mamá se cayo en la puerta del restaurante y se hizo un terrible huevo en una rodilla, así que ya teniamos más que suficiente por ese día. Cenamos y volvimos a desmayarnos al bonito hotel.

Dai pasó la noche en vela con la muela a mal traer.

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