jueves, 20 de enero de 2011

Día 10 - Tilcara (by Sil)

¡Qué día!!! Si, qué día!!! El Balut a Tilcara le puso MIL AÑOS (y un poco más!!). Para en todos los pueblos y se queda en ellos mil horas más.

Al bajar en Tilcara, nos dimos cuenta en forma inmediata que no era lo que esperábamos.Empezando por el maletero maleducado, continuando por el asfixiante calor, el polvo (mezclado con el olor a vómito que inundaba la ciudad) y terminando con el Tilkara Hostel que apesta. Que error imperdonable!!! Recuérdenme nunca más ir a un hostel que figura en internet, sin referencias y que no pertenece a la cadena de HI.

Sólo entrar y ya te querés ir. Todo el lugar está inundado de una repugnante mezcla de mugre, olor a vómito y caca. La cocina no sé si alguna vez en la vida la han limpiado (la cafetera y la pava electrica seguro que no). No hay gas y el baño, además de tapado, estaba literalmente cagado. Daban ganas de llorar, teníamos que quedarnos ahí 3 noches. Misión imposible. Teníamos una noche paga, pensabamos perder la plata pero no había un solo lugar libre donde quedarse, de ningún tipo. Así que tuvimos que pasar la noche allí. Las habitaciones al menos estaban bastante limpias, salvo los tachos de basura que revalsaban de porquerías.

Decidimos sacrificarnos esa noche, eso hicimos... SACRIFICARNOS. El baño nunca estuvo decente y la mugre llevaba acumulada años (tilcara es muy polvorienta). Nos picaba todo el cuerpo, pero bañarse ahí era una locura... Como ir a comer en esa cocina (suciaaa). Así que dejamos los bolsos y levantamos campamento.

Dai había salido de Salta con molestias en la muela de juicio, que empeoraron al llegar a Tilcara. Fuimos al hospital, que por suerte era 100 veces mejor que el hostel. El médico, clinico obvio, chequeó la muela y le dió un antibiótico y diclofenac para tomar, pero además le inyectó una dosis para que mejorara rápido.

Pensábamos ir al Pucará pero el calor agobiante nos hizo cambiar el rumbo. Para el festival de regaee que les gustaba a las chcias no había más entradas, por supuesto.
Fuimos a la terminal, sacamos un pasaje a Purmamarca con la esperanza de encotnrar allí alojamiento. Como eran las 2 de la tarde y el pasaje a Purmamarca era a las 17 fuimos a la plaza principal de Tilcara, está repleta de artesanos. Dai se sentía mejor, así que recorrimos y compramos algunas cosas.

El "Enero Tilcareño" una especie de carnaval que se celebra en el pueblo, consta de bandas de música de todo tipo y juerga de corrido las 24 hs. El pueblo tiene una capacidad de alojamiento y contención de 2500 personas, pero durante enero y por el festival circulan unas 10mil, donde las 7000 que no tienen alojamiento duermen en la calle, en autos, o en la plaza y veredas usando de baño las mismas calles.

En la calle se vende comida y bebida de todo tipo y también se utiliza como cesto de basura, siendo el pueblo un terrible chiquero. Si a eso le sumamos que todos van chupando botellones q quedan tirados en la calle y que caminas y la gente te vomita al rededor la imagen de Tilcara no es nada positiva. El panorama fue TÉTRICO.

En Purmamarca tuvimos suerte de encontrar un pequeño hotelito en la esquina de la plaza, "El Pequeño inti", donde la habitación triple tenía un precio razonable ($220), con baño privado y desayuno. Re limpio, re nuevito y atendido por una señora que es una copada. Lo señamos y volvimos a Tilcara rápidamente y en combi desde la plaza ($10 por persona) porque los del micro estaban agotados. Viajamos mucho mñás cómodas y con aire que en el colectivo ($4 c/u uno común de línea). Igual estuvo bueno ir en ese colectivo viejo porque entró en Maimará en busca de pasajeros y nos dio un paseito por ese pueblito a mitad de camino entre Tilcara y Purmamarca.

Al llegar de nuevo a Tilcara Dai estaba muy dolorida, así que volvimos a visitar el hospital y la volvieron a inyectar. El médico nos informó que para colmo había una epidemia de vómitos y dirrea en Tilcara y no se podía tomar ni comer nada que no fuera en un buen restaurante. Al salir de la clínica nos cruzamos a 3 personas que de no esquivarlas nos vomitaban encima. FANTÁSTICO!

Como no queríamos estar en el hostel nos fuimos al centro y buscamos un lindo restaurante para cenar. Encontramos uno muy bueno. Cenamos allí demoramos todo lo que pudimos y volvimos al asqueroso hostel a dormir tratando de taparnos la nariz.

Para complicar las cosas, la versión nocturna del enero tilcareño tenía su sede cruzando el rio (seco) que estaba frente al hostel... por lo cual nunca dormimos.

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